Hola, hola!
Se que es miércoles y va una recomendación, pero como no tengo tiempo para hacer una, voy a dejar un "original" que lo tenia preparado desde hace tiempo para subirlo y nunca me animaba.
No se si mas adelante abra algo similar en el blog, cabe aclarar que este lo hice hace 6 años atrás, y en la actualidad no estoy tan creativa, y Flor todavía no se anima a escribir algo, así que por el momento sera lo único de esta índole que encontremos en el blog.
Se que es miércoles y va una recomendación, pero como no tengo tiempo para hacer una, voy a dejar un "original" que lo tenia preparado desde hace tiempo para subirlo y nunca me animaba.
No se si mas adelante abra algo similar en el blog, cabe aclarar que este lo hice hace 6 años atrás, y en la actualidad no estoy tan creativa, y Flor todavía no se anima a escribir algo, así que por el momento sera lo único de esta índole que encontremos en el blog.
Sin más preámbulos, les dejo tristeza. (Si, no tenía
un nombre mejor, aparte cuando lo escribí, me inspire en un tema compuesto por
un amigo que tenía el mismo nombre, el tema, no mi amigo, él se llama Arturo.)
Sadness
Tristeza, soledad, ¿de qué le
servía tener hijos, nietos, familia si no iban a estar con él en sus últimas
horas de vida? En la soledad de su habitación, viendo la blanca cortina
balancearse a causa del suave viento que
corría, empieza a recordar. Recordar esos momentos que paso en su larga vida,
momentos que lo marcaron, momentos felices, tristes, pasando de una pobreza
extrema a llegar a tener una vida digna, ganándosela honradamente. Recordó a su
fallecida mujer, hermosa como siempre, con sus cabellos rubios al compás
de la briza marina, llamándolo a tomar
él te con su sonrisa característica; amaba su alegría, su compañía; la
amaba. Recordó el crecer de sus dos
hijos, el mayor, igual a él pero con el amor y la vives de su compañera. La
menor, su pequeña, a la que siempre necesito proteger, rubia de ojos verdes,
ella tenía sus ojos y su personalidad. Pero ahora cada uno tenía su propia
familia, ya no necesitaban al pobre viejo, por más que él los anhelara con todo
su ser, ellos no estaban ahí, no estaban para tenerle la mano como soñaba día a
día. Sus nietos, se desvivía por los tres, y ellos nunca se acordarían del
canoso que se encontraba en esa solitaria cama. No, ellos nunca sabrían que
tuvieron un abuelo, un abuelo que los amo por sobre todas las cosas.
Dolor, pena, y un sentimiento que
lo estaba matando poco a poco, estrujándole el corazón, deseando que llegara la
hora. Un flash de imágenes inundo su mente, recuerdos que no sabía que poseía,
recuerdos que creía perdido, risas y lágrimas que según él nunca las soltó,
desconocidos riendo y brindando, pequeños abrasándolo. Ya no recordaba esas caras, tan conocidas por él unos años
atrás, caras que veía a diario en esa habitación y no sabía quiénes eran, caras
iguales a los de sus hijos pero avejentadas.
06:45 hs, con su último vistazo
al reloj que había en su mesita de luz, sintió con una sonrisa que era la hora,
la hora de cerrar los ojos. No podría esperar a que esa señora que llegaría a
las siete le tomara la mano, no podría esperar que el señor de ojos verdes le
llevara de cenar. No podría despedirse de esos tres adolescentes que siempre
llegaban y le contaban cosas asombrosas, cosas que cuando él era joven no
hacía. Ya no podría esperar.
El día 17 de noviembre de 1998, a
las 06.55 fallece a la edad de 84 años, el señor Naclov. Familiares y amigos
siempre lo recordara, como el tierno y cariñoso padre/abuelo que siempre fue,
que a pesar de sus canas y su enfermedad de Alzheimer, estuvo siempre con
nosotros y lo seguirá estando.
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